domingo, 30 de diciembre de 2007

Capítulo I

Me desperté sobresaltado... esa noche no era como las demás. Un olor en particular me recordaba a viejas tardes de febrero, un calor húmedo, casi sofocante me desperto. Medio atontado por el sueño, logré prender la lámpara de la mesa de luz para luego dirigirme a la cocina. Acostumbrado al frio de Julio, esta noche parecía realmente calurosa, veraniega. Debí pararme y quitarme mi ropa invernal, para luego volver a la cocina y fijarme la temperatura.
Un canal de aire con una programación de mala muerte para esas altas horas de la noche me indicó que la temperatura rondaba los 7 grados. Sinceramente no lo entendí, sería yo tal vez.
Me tomé la fiebre, normal. "Vuelve a dormir, tal vez es el sueño" me dije por dentro, sabia que no lo lograria, pero calmar a mi mente era la mejor opción en ese entonces.
Soñé con mujeres esclavas de la lujuria masculina, putas... por así decirlo y luego todo se torno sangre.
El despertador sonó, obligué a mi cuerpo a levantarse y ahí estaba, ese calor sofocante que me costó el sueño. Me hice el desinteresado y seguí con la rutina.
Al llegar al trabajo, tomé los curriculums que debia revisar conforme a mi trabajo y los comencé a leer. Nada fuera de lo común hasta que una cara raramente familiar se asomo entre los papeles, era la penultima, sin embargo la tomé:
Ana María era su nombre... no revelaré su apellido, no viene al caso. Su cara era apagada, con sus ojos marrones opacos. Aparentaba unos 40 años, y como muchas mujeres, eran víctimas de esos numeros, víctimas del desempleo. "Pobre mujer" pensé, realmente era triste ver tantas personas interesadas por un trabajo tan miserable. Su sonrisa era extraña, exótica a pesar de sus años, pero repentinamente me invadió un asco, una repulsion... Un odio.

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