jueves, 3 de enero de 2008

Capítulo II

Necesitaba llegar a ella. El odio no cesaba, quería verla sufrir, mi conciencia me decia que acabara con ella. "Basta! No debes" me grité, pero ahí estaba: su dirección. Era demasiado cerca, y al notarlo una sensación de felicidad y zaña se apoderó de mí.
¿Tomé las pastillas hoy?
No es la primera vez que deseo conocer a alguna de mis posibles empleadas, pero jamás por una razón asi... Me refiero a que en mi vida me he dedicado a mi trabajo y a mis pasiones de coleccionista, pero muchas veces me ha superado la lujuria. Está de más decir que nunca las contraté, solo fuí alguien que conocieron "accidentalmente" y con el que pasaron una noche.
Repito, esta vez es diferente, la quería cerca.. Me queria mentir, despues de todo es sólo trabajo.
La batalla con mi conciencia comenzaba de a poco:
- Debes seguirla.. - me indicaba
- No, no debo... - me repito
- ¿Cómo? ¿Porque no? Tienes que conocer a esa persona antes de contratarla, ¡y más si causa esto en ti!
- HE DICHO NO.
Maldita conciencia, siempre en mi contra, siempre me hace sentir menos, llevandome por el mal camino, no podré frenarme durante mucho tiempo.. ¡NI SIQUIERA SE POR QUÉ ESTOY ASI!
Abrieron la puerta y me apuré a sentarme correctamente y acomodar mi corbata.
-Señor
-Emm.. ¿si María?
-¿Le sucede algo?
-Creo que no, disculpa... fué el telefono. Sabes como son estas cosas.
-Aah si, bueno.. lo molesto para entregarle un CV que ha ingresado recientemente en nuestra consultora, talvez le interese.
-Sí, gracias... por favor guardalo en el escritorio cerca de los expedientes.
María es mi secretaria, una joven de 25 años, rubia y de ojos azules... con un alto poder de seducción... de hablar con ella me dí cuenta que podría tener lo que quisiera, esa sed de lujuria apareció desde que la conocí... yo sé que le atraen los hombres mayores y con una posición económica respetable... eso talvez la hace interesante, pero esto estamos en un ámbito laboral y no hay manera, esto es un "No". Aunque...
-Hasta luego señor.
-Hasta luego María, y recuerde mi café a las 16.
-Si señor, lo recuerdo.
-Muchas gracias.
Amable, atenta, misteriosa... algo talvez le falta, pero no lo noto.
Finalmente desprevenido, mi conciencia ganó. "Lograste tu cometido" me dije "Seguiré a Ana María. Esta mujer tiene algo que me hace recordar cosas... talvez porque es desempleada, talvez porque su rostro tiene un tono triste y lúgubre... o talvez porque es..."
-...Puta.
-No,.. ¿que dices?
-Lo sé.
Maldita conciencia.

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